miércoles, 25 de abril de 2012

LAS ARMAS DEL  SIGLO XXI.

No se trata de aparatosos tanques pesados, ni de aviones varias veces súper-sónicos, ni siquiera de armas de fuego portátiles, pero su previsible y sutil  eficacia, a todas luces, resulta inquietante. Se trata de abejas adiestradas para detectar minas, escarabajos teledirigidos, aves portadoras de pandemias,  desastres naturales supuestamente inducidos, o radiaciones ionizantes;  todo un arsenal más propio de una obra de ciencia-ficción de Ian Fleming  que de la aparentemente tranquila realidad que nos rodea. Es el  bio armamento un nuevo peldaño en esta escalada tecnológica  cuyo acceso y potencial  uso por grupos terroristas, fue abordado en el curso de  la III Jornada sobre Bioterrorismo , terrorismo y sociedad ambiental, desarrollada en la Facultad de Veterinaria de la UCM.
Rafael Cordero Avilés
Derechos reservados

. El terrorismo ambiental: una nueva forma de guerra.

El terrorismo medioambiental responde a un nuevo tipo de estrategia y también de escenario internacional, con un repertorio asimismo nuevo también de armas. Las principales potencias mundiales trabajan ya desde  hace tiempo en la evaluación y posibles consecuencias de un uso delictivo por parte de grupos terroristas, con el fin de prevenirlo o cuanto menos, minimizar los riesgos derivados de su empleo por grupos sin escrúpulos, dadas sus devastadoras consecuencias, en algunos supuestos.
Así se puso de manifiesto, en el CURSO de la III Jornada sobre Bioterrorismo, terrorismo ambiental, seguridad y defensa, desarrollada en el seno de  la Facultad de Veterinaria, organizada por VISAVET y con el patrocinio del Instituto de Estudios Estratégicos del Ministerio de Defensa, cuyo director D. Miguel Ángel Ballesteros Martín, pronunció las primeras palabras en la inauguración de las sesiones.
A esta jornada de carácter abierto, concurrieron científicos especializados, estudiantes interesados en estas cuestiones, personas relacionadas con la seguridad, periodistas y divulgadores científicos.
El telón de fondo sobre el que se desarrolla este drama es el del cambio climático y el aumento de la temperatura consiguiente que según los 2500 expertos mundiales que constituyen el Panel Internacional del Cambio climático tiene causas inequívocamente antropogénicas. El efecto invernadero provocado por la emisión a la atmósfera de CO2 y otras sustancias, así como la deforestación motivada por el cambio de uso del suelo, son las dos principales causas de estos cambios climáticos. Esto repercute también en el auge de determinadas enfermedades como la malaria.
Por otro lado, hace tiempo que hemos sobre pasado el pico en sentido negativo, entre el petróleo que se consume y el que se descubre. Otras sustancias como el cobre y el fósforo están también llegando al  límite de su pico de explotación. Se calcula que solo la Amazonía absorbe 1500 millones de toneladas de CO2 al año. La pérdida de biodiversidad es más que alarmante y ante esta tesitura se plantean dos alternativas principales: intentar mitigar los efectos y o bien adaptarse a estos cambios.
Por si fuera poco, el fenómeno terrorista ha encontrado en estos cambios producidos en el clima, un caldo de cultivo muy propicio para desarrollarse, en un contexto de inestabilidad y descontento, producido por: inundaciones, sequías, hambrunas, etc.
No olvidemos que en África, un 80% de la población se dedica a la Agricultura y que
en Asia, también hay un elevado porcentaje.
Las estrategias preventivas se plantearon ya en la ponencia de Mark Theobald sobre utilización de modelos de dispersión para análisis de riesgo en ataques terroristas con gases. Theobald   pertenece  al Environmental  Physicist. Centre for Ecology and Hidrology de la Technical University of Madrid. El uso de los gases como arma se remonta ya a la Primera Guerra Mundial, en la que cientos de miles de soldados, sufrieron las consecuencias de la iperita y otras sustancias, empleadas tanto por un bando como por otro. Los japoneses las emplearon en secreto,  durante la invasión y ocupación de China,  contra la población de aquella nación, en 1931. Hasta que por su carácter letal fue desterrada tácitamente, por los contendientes en los campos de batalla de la IIª Guerra Mundial. Su uso hasta ahora por grupos terroristas, ha tenido, afortunadamente, un uso bastante localizado, en algunos episodios recientes. Lo que aconseja no perderlo de vista.
Otro aspecto bastante revelador y poco estudiado es el de cómo están afectando el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, en la catalización del terrorismo internacional. Aunque pueda parecer, aparentemente, que son conceptos sin ninguna relación, resulta que sí la tienen. Y además, en alto grado. Así se desprendió de la brillante exposición que realizó el joven profesor e  investigador Alberto Sanz Cobeña, perteneciente a la ETSI Agrónomos de la Universidad Politécnica de Madrid.
El cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales, la subida de las temperaturas como consecuencia de la deforestación son algunos de los fenómenos implicados en este proceso que por extensión producen en unos sitios inundaciones y en otros sequías y dan lugar a la vez, a fenómenos de migración por causas ambientales.
En el 88% de las causas de las migraciones por causas ambientales, están las sequías y la deforestación, unida a la degradación del suelo; mientras que las inundaciones lo están en un 24%. Como prevención de los conflictos ambientales se está abogando por una vuelta a los cultivos tradicionales, y a la restauración de los servicios “ecosistémicos”, así como una mayor diversificación ecofuncional
Como explica Sanz Cobeña: Los procesos migratorios y su degeneración a conflicto están determinados por factores socioeconómicos, políticos y ambientales. Si existe inestabilidad política en el país receptor existirá mayor probabilidad de conflicto. Los
Inmigrantes  pueden unirse a alguno de los grupos en conflicto. En cualquier caso, Los países del Norte deben apoyar los esfuerzos de adaptación, que se llevan a cabo, pero también deben asumir su responsabilidad en la desigualdad global reduciendo
drásticamente  su consumo de recursos.
Los terroristas financian y subvencionan a las poblaciones y dirigentes de sus zonas refugio, particularmente deprimidas por las sequías, las inundaciones o las hambrunas, que tienen su origen en dichos cambios, granjeándose así  la colaboración y dependencia a sus intereses del entorno autóctono.

. Contaminación nuclear


De particular interés fue también, la exposición sobre los factores de riesgo en las amenazas ambientales actuales, a cargo de María Jesús Muñoz Reoyo, jefa del grupo de Epidemiología  y  Sanidad ambiental del Centro de Investigación en Sanidad animal (CISA) INIA.  Reoyo centro su intervención en los riesgos potenciales de contagio intencionado de determinadas enfermedades, conociendo y aprovechando las rutas de emigración de las aves, que tras ser inoculadas, harían de portadoras susceptibles de su transmisión a la cadena trófica y a los seres humanos, en latitudes remotas del origen de estas aves. Como recurso de ficción puso el ejemplo de un reciente estreno cinematográfico, titulado significativamente “Contagio” que ilustra bien, desde esta perspectiva, lo vulnerables que pueden resultar las naciones sometidas a este tipo de ataques, fuera del control de aduanas y fronteras. España, por sus características orográficas, con abundancia de humedales que atraen a las aves de lejanas latitudes y por su clima cálido, resulta particularmente sensible, a este tipo de ataques, aunque se realizan estudios de control periódicos, para conjurar este tipo de amenazas. Prueba de que estos riesgos son reales,  es un cercano exponente  en la crisis asiática de la “gripe aviar”, si bien, sin que se haya podido establecer una intencionalidad clara, en el origen de  este fenómeno. Lo cierto es que en el momento de redactar este trabajo, acaba de hacerse público (ver  notiweb de madrid+d, 28-11-2011) que un grupo de investigadores holandeses, han descubierto cómo se puede desarrollar una variante del virus H5N1, es decir, el de la llamada “gripe aviar” para que esta sea contagiosa y mortal para el ser humano. Cuando el virus  logra infectar a personas,- hasta el momento han muerto unas 500 en todo el mundo por esta causa-,  la tasa de mortalidad del virus es muy alta. El virus se ha hecho fuerte hasta ahora, en las aves de seis países: Bangladesh, Egipto, China, India, Indonesia y Vietnam y su erradicación llevará por lo menos una década, según estimaciones de la Agencia para la Agricultura y la alimentación de la ONU (FAO). Hay que decir también,  que muchos científicos consideraban hasta ahora, que las posibilidades de una epidemia de H5N1 son muy remotas. Pero, el profesor Ron Fouchier, profesor de virología en el centro Médico Erasmus de Rotterdamm y responsable del estudio, asegura que unas pocas mutaciones en el ADN viral, que también pueden producirse de forma natural, lo convertirían en una variante altamente contagiosa. Inmediatamente, de conocidos los hechos, se  ha abierto un debate sobre la conveniencia o no, de  publicar el resultado de sus investigaciones. En el fondo de la cuestión, gravita el temor,  a que pudieran ser utilizadas por grupos terroristas como una terrible arma biológica. En este momento, el NSABB norteamericano (National Science Advisory Board for Biosecurity) está analizando el caso con especial cuidado y ya ha habido reacciones, como la de Thomas Inglesby, director del Centro de Bioseguridad de la Universidad de Pittsburgh, quien ha dicho:  la primera mala idea es que los científicos se dediquen a manipular un virus letal para que además sea altamente contagioso. Y la segunda es publicar cómo lo han hecho para que otros puedan copiarlo”. Como se ve, la cuestión está muy candente.
 Las consecuencias que no sólo para la salud de las personas, sino para el entorno natural y la economía de las naciones, pueden tener estos sucesos, pueden ser muy importantes. Otro reciente caso, también impremeditado, tomado solamente como ejemplo, de lo que podría suponer como recurso delictivo, es  el de la “crisis de los pepinos  que ocasionó pérdidas de decenas de millones de euros al sector agrícola español, al imputar erróneamente las autoridades alemanas, el origen de la bacteria culpable de la infección a una explotación española, teniendo que rectificar posteriormente su injusta apreciación. La importancia de una adecuada gestión en el tiempo, tanto política como comunicativamente,  de este tipo de crisis, se revela asimismo como fundamental a la hora de paliar, cuando no evitar los daños  que pueden producirse de manera premeditada o no. El agroterrorismo se perfila en el horizonte- según  los expertos, como Luís Enrique Otero-, como una nueva arma biológica, en los arsenales del siglo XXI. Hay que tener en cuenta que El 60% de los patógenos humanos son de naturaleza zoonótica y que el 80% de los agentes que tienen uso potencial como armas biológicas, son patógenos. El profesor Otero considera que es fundamental meterse en la mentalidad del terrorista, para saber qué medios y estrategias quiere emplear.

Este es el mapa de la distribución del consumo mundial. En rojo, los más consumidores.
Fuente: A. Sanz Cobeña


.La fuerza de la naturaleza como arma estratégica

Para  terminar siquiera de esbozar esta panoplia de nuevas armas, Luís Enrique Otero se refirió a las estrategias que toman como armas los recursos y la fuerza desatada de la naturaleza: llámense, terremotos, tsunamis, sequías o inundaciones, para ejercer una influencia destructiva sobre un virtual enemigo.
Aquí, mencionó el proyecto HAARP que consiste en un conjunto de grandes antenas instalada en Alaska, cuyo uso verdadero ha sido objeto de no pocas especulaciones,pero que básicamente, estaría aprovechando la correlación entre la actividad sísmica y la ionosfera., mediante el control de las Radiofrecuencias. O dicho más coloquialmente que tendría la capacidad de provocar terremotos, no sólo a distancia, sino además, donde quisieran. Este sistema permitiría crear anomalías climatológicas para provocar inundaciones, sequias, huracanes y terremotos.
Pero hay más. Al parecer hay otras instalaciones similares en otras partes del mundo: en Mu Radar 1 mg en Japón y en Rusia, también. Estas circunstancias aunque no son demostrables inducen a pensar que estas tecnologías se han utilizado ya con fines “bélicos”, inundaciones de Afganistán, etc.
España por sus características orográficas es una zona particularmente sensible a la difusión de estos virus.
Como estos extremos, obviamente, no han podido ser contrastados, dejamos aquí constancia de ellos, con las obligadas reservas que la prudencia aconseja.

La modificación del clima formará parte de la seguridad nacional e internacional”.
Estas alteraciones pueden tener aplicaciones defensivas y ofensivas y hasta ser empleadas con propósitos disuasivos. La capacidad de generar lluvias, niebla y tormentas a nivel terrestre o modificar el clima exterior…y la producción de un clima artificial, se perfilan  como las nuevas armas del siglo XXI.
Ante ellas, la opinión pública está sometida, hoy por hoy,  por una parte, a los excesos de un sensacionalismo irresponsable y sobre todo, falto de base real; y por otro, sumida en un gran desconocimiento  y por tanto, con una capacidad nula de influir en estos aspectos que pueden determinar en mayor medida de lo que hoy podemos sospechar, las relaciones de conflicto entre grupos terroristas y estados, o incluso, de estos entre sí, en los próximos años.


Fuente:  III Jornada sobre Bioterrorismo , terrorismo y sociedad ambiental, desarrollada en la Facultad de Veterinaria de la UCM.
Autor: Rafael Cordero Avilés.derechos reservados.


.En este mapa se aprecian la expansión de la contaminación ionizante sufrida a consecuencia del accidente de la central de Chernobyl, entre el 27 de abril (1) y el 4 de mayo (6) de 1989.

María Jesús Muñoz Reoyo,  jefa del grupo de Epidemiología  y  Sanidad ambiental del Centro de Investigación en Sanidad animal (CISA) INIA realizó una interesante exposición sobre las posibles vías de contagio vírico a través de las rutas de emigración de las aves.
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El profesor Luis Enrique Otero trazó un bien documentado panorama, sobre los riesgos y amenazas derivados del empleo con fines terroristas de tecnologías de vanguardia que influyen sobre la naturaleza.

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